“Soy mi propio conejillo de indias"
17 noviembre 2015Hablamos con Tatiana Heuman, la música seleccionada para el Laboratorio de Cruce que está trabajando en conjunto con Ana Frenkel y la Compañía de Danza de la UNA
Desde la Bienal, y en conjunto con el Departamento de Artes del Movimiento, se lanzó una convocatoria de Cruce de disciplinas. Se eligió a una joven música –Tatiana Heuman – que, en conjunto con Ana Frenkel, durante 9 encuentros, está trabajando con la Compañía de Danza de la UNA para presentar una performance en el Jardín Botánico Carlos Thays.
La búsqueda es fomentar la la experimentación en la danza, el uso del espacio público, y el vínculo entre artistas de diferentes generaciones.
Tatiana fue seleccionada en esta edición de la Bienal con su proyecto Qeei (Para escuchar: https://auralsects.bandcamp.com/album/neempha-ep). Con estudios de música, improvisación, danza y expresión corporal, esta chica sub- 25 pudo conjugar todas estas disciplinas y explorar nuevas formas de producir música, a través de la percepción, el ritmo y el movimiento.
Gabriel Plaza, uno de los integrantes del Comité de Bandas y solistas que seleccionó a Qeei a comienzo de año dijo de ella que es “laboratorio caminante, un extraño objeto experimental, que deambula entre la performance musical, el noise electrónico, el glitch y el pop digital. Danzas rotas, contrapuntos rítmicos, colchones de sintetizadores, secuencias espaciales y beats convulsivos que llevan a un viaje insospechado por ese universo de capas sonoras y vocales”.
Tatiana es una “creativa máquina del ritmo”. En ese sentido, resultó orgánico su trabajo con la compañía de danza de la UNA y con la misma Ana Frenkel que desde los comienzos de los 90´s con el grupo El Descueve y en toda su trayectoria artística a hecho de la música, el movimiento y la experimentación el centro de su creación.
En un parate de sus intensos ensayos en la sala de ensayo de la UNA, Tatiana se tomó un tiempo para contarnos algo del proceso de trabajo, que se verá el sábado 28 y domingo 29 en la explanada del Jardín Botánico a las 17 hs, con entrada libre y gratuita.
Bienal: Cursaste la licenciatura en Composición Coreográfica y Expresión Corporal en el IUNA, de modo que este cruce con Ana Frenkel y la compañía de la UNA, se da en un terreno conocido, ¿cómo estás transitando este proceso de trabajo?
Tatiana: Estoy muy entusiasmada con la propuesta y con el transcurso del proceso. Vuelvo a este “terreno conocido“ pero desde otro lugar, dejé el UNA durante un tiempo para dedicarme de lleno a la música y generar mi propio proyecto y plataforma. Ahora vuelvo, gracias a y trayendo todo eso conmigo.
B: Cómo fue el vínculo de trabajo con Ana Frenkel, ¿conocías su trabajo? ¿cómo fue la dinámica en cada ensayo?
T: Me siento súper libre con Ana, su propuesta de movimiento me es muy afín, (no imponerle nada al cuerpo, dejar que el movimiento vaya transitando pero en forma cuidada y segura, valorar y utilizar el gesto espontáneo, no impostar, no forzar) perfecto para crear la música porque entiendo hacia donde estamos yendo sin mucha explicación. Los ensayos transcurren en forma muy orgánica y los disfruto mucho. Me encanta hacer el calentamiento inicial con la compañía, voy pasando por el cuerpo algunas de sus experiencias de movimiento. Luego, más confiada y relajada, me sumerjo a trabajar con el sonido mientras los chicos, dirigidos por Ana, van improvisando y desarrollando lenguaje más especifico.
B: En una entrevista reciente que te hicieron en Brando decís que "si la música que hago no me hace bailar, hay algo que no funciona", ¿cómo es hacer bailar a esta compañía de 25 personas?
T: Sí, eso es así. Soy mi propio conejillo de indias. Para mí bailar es movimiento expresivo; la música es sonido e incluso ruido. No necesito melodía, armonía, ritmo o pulso constante para moverme. Hay sonidos que impulsan la acción, otros la silencian. Hay múltiples variables. Es hermoso observar las diferentes reacciones en el cuerpo que genera la música y ,a su vez, los sonidos que los cuerpos en escena piden. Afortunadamente, los chicos se sienten cómodos con mi propuesta. Ellos muchas veces son los que me proponen con su presencia y sus movimientos ciertas calidades que me inspiran a buscar ciertos timbres o dinámicas que enriquezcan la acción. Ana también me va guiando con algunas pistas referidas bastante a la velocidad y el ritmo.
B: En tu proceso como artista, ¿habías trabajado antes con bailarines? ¿qué nuevas capas expresivas descubriste/consolidaste/profundizaste?
T: Todavía estoy transitando el trabajo, así que supongo que me quedan bastantes cosas por descubrir. Tuve algunas experiencias (no demasiadas, pero bastante positivas) trabajando con bailarines. Este año hice la música para la obra LOMO, pero los tiempos fueron bastante diferentes. Estoy muy agradecida con esta oportunidad, cada ensayo es muy enriquecedor, aprendo mucho. Me encantaría continuar con esta dirección de trabajo. Me motiva a componer nueva música con un estilo bastante particular... ya que no son canciones, son climas sonoros que se van uniendo y transformando, estructuralmente libres.
B: Durante el laboratorio hay muy pocos días de ensayo, y el eje está anclado en la experimentación, ¿cómo se trabaja desde la improvisación y luego en la repetición para montar algo? ¿Cómo se da eso con un proceso tan veloz e intenso?
T: Todos somos bastante sensibles y estamos muy en el presente. Hay mucho compromiso y motivación. Esas cualidades se dan muy bien para trabajar en procesos intensivos.
¡Gracias!