Les poetas: prólogo
19 noviembre 2019Les poetas es la antología que reúne poemas de lxs bienalistas ganadores de la convocatoria de Poesía de La Bienal de Arte Joven. Fueron seleccionados por Roberta Iannamico, Alejandro Crotto y editorial Gog&Magog. Lo podés conseguir en librerías de todo el país. A continuación, el prólogo escrito por Roberta Iannamico.
Abrir la puerta de un libro de poemas, y más aún de una antología, es como espiar el infinito, un torrente de imágenes, sonidos y sentidos cuyo alcance siempre excede los miles de significados que podamos darles.
No voy a enfocarme en la actitud con que cada poeta tiñe el sentido último de su poesía, su universo único, su modo exclusivo de tocar el misterio con la alquimia de sus versos, sino que voy a tomar el conjunto de estes 15 poetas como un coro, una sola voz con sus matices y modulaciones, sujeto plural que hace la poesía de una época. Una lectura de dimensión histórica que considera las cir- cunstancias que les poetas comparten y que se vuelven palabra en los poemas, entretejidos con la sustancia misma de la vida.
En ese sentido, encuentro esta antología empapada por la ola feminista. La ola arrasa, revuelca, salpica. Ni un grano de arena, ni una letra permanecen ya en su antiguo lugar. Se revisan las prácticas, los modos, la distribución de todo. Se transforma el lenguaje, los pensamientos, los hechos, la mirada que desoculta:
¡Basta de hipocresía!/ Compraba manga lésbicos a los 8 años/ Los hombres querían tomarme a los 10 (Mila Del Guercio)
Te vi escapar, papá/ De zorros, zarigüeyas, ratas, ratones/ Correr hacia los caballos del fascismo/ Hundirte en mares asesinos/ Abrazar a la creación y destruirnos./ Te vi violarme, mi amor/ En múltiples recuerdos/ En los que vos gemís mito y yo gimo salvación (Manu Wainziger)
Como si la profecía de Rimbaud 1 se hubiera cumplido, el ojo mujer (la oja!) abre la boca, se abre al mundo mujer que, evidente y oculto durante siglos, subsistió siempre en la zona más salvaje de la poesía. Lo salvaje subsiste, como escribió Agustina Catalano, muchas veces recluido en el interior de las casas, en las camas, los patios, las cocinas y hasta en lavaderos, refugios de la intimidad, que son el paisaje interior de varios de estos poemas.
Una visión mujer del mundo que tiene tanto de Apocalipsis como de cuento clásico o sueño ancestral:
Vi una bombacha en el medio de la nieve/ Vi una muñeca de hielo en una habitación./ Vi una muñeca de hielo que se derretía./ La nena se convierte en mujer. Usa corpiño y el cuello se estira. La mujer evita los espejos. Sabe que tiene cuerpo porque tiene tacto/ Vi una bombacha con sangre seca. La sangre era de color uva./ Vi pestañas del largo de un plumero. Vi labios fosforescentes. Vi pieles con poros y granos y hoyuelos. Vi caras. Vi caras terribles, hermosas, indiferentes/ (Sofía Leivobich)
Hijas del agua fría/ Conocen el lado in nito de la tierra/ cuando se sumergen en ella/ y sus visiones se vuelven más claras/ que las de cualquier hombre (Andrea Nieve)
A un punto tan delicado llega este despertar del dar existencia, del ver y nombrar, que abarca a todes; incluso el mundo animal muestra su modo femenino en este poema de Olivia Milberg:
los perros se echan/ sobre la sombra acá/ de la iglesia/ que no alcanza/ para cubrir las patas/ las pocas perras/ andan/ lentas/ con las caderas a cuestas/ y el cuerpo/ cubierto de una tierra na/ que las hace ver difusas.
En esta revolución que las mayores llamamos la revolución de las hijas, la mirada hacia la maternidad es amorosa. La madre que inocente dejó su pesada herencia: una serpiente se metió por mi boca/ y se me estiró en la garganta/ cuando mi madre me daba el pecho/ la serpiente tomaba su leche/ y yo tragaba sus faltas (Olivia Milberg) y la que con valentía dio la liberación: Un día mi mamá olvidó un cigarrillo prendido en el cenicero y se fue/ Decidió que debía reconstruir su vida/ y se fue/ pero me llevó (Inés Kreplak)
La maternidad que propagandea el discurso social es puesta en cuestión: qué casa/ qué hijos/ .../ bien adentro del pozo/ decidiremos tener/ uno, dos/ ¿tres hijos? (Agustina Lescano)
La maternidad de poner el cuerpo: Es peligroso parir un mundo así/ recubierto de mucosa y saliva/ puede ser el dedo de un adulto el que perfore ese mundo que pariste/ porque cómo vas a parir/ así/ cómo vas a arrojar/ sin arrojarte (Sofía Leiboich)
El profundo misterio de la maternidad: Me enteré que ibas a tener un hijx mientras escuchaba una canción de Brian Eno./ Entonces comprendí lo que era una canción de verdad: una sucesión de silencios atrapados (Ezequiel Antonio Nacusse)
Circula un concepto de matria, de madre, que tiene que ver con la acción de dar y con su vitalidad: Y es que todos los niños/ de la tierra, el cielo y el mar/ me llaman mamá/ Aunque mis órganos son/ ciruelas secas/ y mi sexo es/ una flor muerta/ Mi pelo es de plata/ y las marcas de mi cara/ se asemejan a ríos en un mapa/ Cuando me enfrento/ a toda alma perdida/ mis pechos sin volumen/ se cargan de leche/ Mis mejillas se enrojecen/ rechonchas de vida (Manu Wainziger)
Así como en una época reinó la primera persona con su yoismo y en otra la tercera de la épica o las formas impersonales o abstractas, es la segunda la que tiene primacía en la poesía actual. Gran parte de los poemas de esta antología están escritos en segunda persona, presentificando a une otre, poniendo palabras en las arcas del amor y de la amistad.
Un amor que es toda posibilidad, que integra la fantasía sin disfrazarla ni pretenderla real, como en este poema de Micaela Szyniak, que casi se puede rapear: vas a decirme fantasiosa, atate al reino de las cosas/ voy a decirte fantasiosa./ Vas a decirme solo amás/ chicas con novia, estás de moda
La fantasía del amor de Disney fue superada, podemos respirar aliviades: Con la parrilla oxidada/ se iba también/ nuestra ilusión compartida/ pero la limpiamos antes/ y pudimos reírnos de eso (Inés Kreplak)
Y la amistad, presente, como una forma muy copada del amor: Una amiga me dijo que el universo es perfecto y que todos estamos donde tenemos que estar. (Agustina Catalano)
Leí los poemas de mis amigos y sentí que me contagiaban una tristeza idiota (Ezequiel Antonio Nacusse)
Con Sofi, mi amiga,/ nos agarramos con fuerza/ de una película/ como si se tratase de las dos puntas/ de una misma vida./ Me voy, allá vienen mis amigas/ Todas arriba del mismo unicornio (Victoria Varas)
Pero ahora yo escribo, vos escribís/ y mirá dónde estamos: las dos estamos acá. (Inés Kreplak)
Lo personal es político y la tecnología se usa aquí para expresar verdades íntimas, emocionales, sociales:
Hay celulares que tiemblan mejor que yo cuando lloro. (Ezequiel Antonio Nacusse)
Vas a programarme/ Seré una maquinaria y tu, operario/ .../ Hundirás tu dedo con precisión/ Y algo de malicia hasta dejarme tildada (Mila Del Guercio)
gran influencer mi luna/ recordatoria/ oracular/ yo puedo conversar del camino del chamán/ hago ladrar al rey león/ con un audio de whatsapp (Natacha Camila Hoyos)
Tiempo de transformaciones, de revelaciones, imposible caretear. Son las máscaras del patriarcado que se despegan como lonjas de un viejo empapelado, y es aún más digna la mancha de humedad: qué bacán se siente uno cuando llega al lugar indicado/ pisteando por boulogne sur mer en el Ford sierra color tiburón/ yendo a buscar al marianito al liceo/ mi hijo todo trabado/ mi hijo desta- cado /mi hijo diez felicitado/ .../ ese juego de comedor/ destruido/ ennegrecido/ envejecido joni/ .../ con la hernia rota y la camisa abierta/ (Yamil Al Nayar)
Hombres que lloran, que muestran sus heridas por haber sido máquinas de guerra (Yamil Al Nayar). Emmanuel Lorenzo, haciendo referencia a un ex combatiente de Malvinas, concluye: nadie nace con odio/ eso se aprende/ me gustaría que lo olvide/ no sé cómo Igual que en el poema de Lucía Hourest: El guía de la misión escribió:/ Querido diario/ esta noche no tiene estrellas/ no sé cómo llevarnos a casa, no saber cómo y aún así emprender el viaje. Con confianza pero sin falsas ilusiones, con valentía e integridad, integrando esa parte que no se quería ver ni mostrar : Sí, mi felicidad vino con olor a podrido (Agustina Catalano). Afrontando las consecuencias al saber que no se viaja al infinito y se vuelve tan liviana/ No se viaja/ al infierno y se vuelve sin resaca. No se invoca/ a los ancestros y se escuchan voces mansas (Micaela Szyniak)
Yo que asistí a otras épocas de la poesía argentina, la de la verborragia objetivista y la banalidad, me alegro por los caminos que hoy se transitan, me gusta que les poetas se ubiquen en ese lugar que recuerda lo que escribe Emmanuel Lorenzo sobre el conurbano, un espacio que se despliega por fuera del centro, en lo marginal: ahí donde todo brilla un poco menos pero parece más real.
Roberta Iannamico
1 “¡Cuándo sea rota la in nita servidumbre de la mujer, cuando viva ella por ella y para ella, el hombre, –hasta aquí abominable– habiéndola liberado, ella será poeta, ella también! ¿Ella encontrará lo desconocido? ¿Sus mundos de ideas diferirán de los nuestros? – Ella descubrirá cosas extrañas, insondables, repelentes, deliciosas; nosotros las tomaremos, nosotros las comprenderemos.” Arthur Rimbaud, Cartas del Vidente.